LA CRÍTICA DEL AMOR
fiesta cantada, de Pedro Calderón de la Barca
El gran público tenía casi olvidado que el teatro del Siglo de Oro español se sostenía, en gran medida, sobre el baile y la música; aquellas “fiestas cantadas” fueron originalísima innovación española y origen del musical actual; en ellas se mezclaban los ritmos del Viejo y del Nuevo Mundo. Las cortes de Europa componían entonces en español y buscaban recrear nuestro teatro musical, que apelaba a los cinco sentidos. Las zarabandas, chaconas, jácaras, seguidillas, folías... constituyen un repertorio popular único, para el que escribieron desde Calderón a Cervantes, y que nuestros jóvenes intérpretes, junto a figuras consagradas de la música antigua y la danza española, hacen revivir.
En el Madrid “alucinado y alucinante” (como lo describió Ortega) de 1636, vemos bailar a las mozas de Vallecas; pasearse a los lindos y galanes por el Pradillo de San Gerónimo; bailar a las ilustres “fregonas”; o La Locura, salida de los viejos cuadros de El Bosco. La protagonista de la obra es Beatriz; ella es la “crítica”, esto es: la “pedante” (en la época que nace el criticismo en filosofía y en teatro: Descartes frente a Calderón); y su hermana pequeña teme que se quedará sin casar: porque entonces podía uno salir libre de culpa tras haber matado a otro hombre, pero jamás se podía pretender a la segunda hermana si no se había casado antes a la primera...